Ni don Miguel ni doña María Gabriela imaginaron que su participación como alumnos del taller de Yoga Medicina, hace más de un año en el contexto de la actividad que se da hace tres a pacientes del Instituto Nacional del Cáncer, pudiera tomar un nuevo rumbo con el paso del tiempo.

El sábado 08 de junio ambos fueron protagonistas de una tarde inolvidable y especial tanto para ellos como para quienes hemos participado del inicio de esta idea que fue presentada hace cuatro años en la Unidad de Comunicaciones del INC. No sin tropiezos pudo desarrollarse y ya marcar el record de contar con un centenar de pacientes que han participado de este taller de Yoga Medicina pensado, diseñado e implementado para pacientes oncológicos.

Miguel Bianchi, paciente de cáncer de próstata es el primer hombre en inscribirse al taller de Yoga Medicina y es el primer profesor de esta disciplina. “Nunca me imaginé que mi vida cambiaría tanto después de conocer el Yoga. Tras la cirugía y tratamiento con suerte me subía a una escalera y hoy todo lo que puedo hacer me tiene maravillado. De hecho aún no lo creo”, nos comenta.

María Gabriela Vargas, paciente de cáncer de mama dice que “desde que entré a la primera clase quería irme, me dolía todo y no sabía si lo soportaría. Con la paciencia de los profesores fui acostumbrándome y hoy gracias a Yoga tengo un tema más que nos une con mi hijo que estudia para ser Profesor de Educación Física”.

La Presidenta de la Fundación Yoga Medicina y profesora de los cursos que se imparten en INC, Claudia Peña, comentó: “Cuando realizamos la graduación del ciclo de pacientes en el INC, vimos mucho entusiasmo en seguir practicando yoga por parte de los estudiantes. Como Fundación Yoga Medicina pudimos otorgar dos becas para pacientes y fue la mejor idea que tuvimos. No solo vimos el camino de ellos en el taller realizado, sino que después de terminado su curso de formación de profesores que fueron seis meses intensos de estudio, vimos el renacer de dos personas que a través del yoga aprendieron a tener una mejor calidad de vida, a a amarse, abrazar la vida y vivirla plenamente”.

Agregó que “la ceremonia de graduación fue muy emocionante, ver el resultado de esta experiencia, los relatos de ellos como alumnos-pacientes y sus familias fue conmovedora. Les regalamos una profesión, una oportunidad de volver a estudiar y ellos nos regalaron una experiencia de vida maravillosa. Comprobamos que el yoga es una terapia en todos los aspectos, que no sólo ayuda a la rehabilitación física, aliviando los síntomas comunes del cáncer, sino que a través de ella podemos aprender a vivir con pasión, alegría, optimismo. Que no existen razones para no realizar yoga, todo está en la mente, en las barreras que nos imponemos, no importa la edad, tu contextura y las limitaciones que tenga tu cuerpo. En esta experiencia un hombre y una mujer, sobrevivientes del cáncer pueden no sólo practicar yoga, sino que aprender a su edad una nueva profesión y compartir como el yoga les transformo la vida”.


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