En Día mundial contra el cáncer 2019

Con una importante inversión por un monto total de $931.680.948 realizada en equipamiento que incluye un mamógrafo, colonoscopio, panendoscopio para estudio diagnóstico, microscopio para microcirugía, torre de laparoscopía, autoclave y otros para tratamiento quirúrgico se conmemoró este año en el Instituto Nacional del Cáncer el día mundial de esta patología.

La Directora del INC, Dra. Berta Cerda Álvarez informó que “es muy importante el esfuerzo estatal por dar una mayor cobertura y mejor atención a los pacientes del sector público. El cáncer es un problema de salud pública que no puede dejar a nadie indiferente, no sólo por su alta incidencia y mortalidad, sino también por los altos costos económicos y sociales asociados. Lo más relevante de esto es que alrededor de un tercio de los cánceres son prevenibles y como sociedad no hemos tomado en serio el autocuidado, es decir, hacemos caso omiso de evitar conductas de riesgo como el tabaquismo, la obesidad, el sedentarismo, el consumo abusivo de alcohol, no usar fotoprotección, y mantener conductas sexuales inseguras, entre otras”.

Énfasis de OMS para este año

En el contexto del Día Mundial contra el Cáncer, iniciativa desarrollada por Unión Internacional para el Control del Cáncer (UICC) para convocar a las asociaciones relacionadas en el desarrollo de esfuerzos de promoción y prevención para reducir la carga mundial y promover una mayor equidad e integrar el control del cáncer en la agenda mundial de salud y desarrollo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) este año puso el énfasis en el control del cáncer cérvico uterino, tanto en la prevención como en campañas de vacunación regional, patología de alta incidencia en las Américas y el Caribe.

Si bien el cáncer de mama es el que acapara la atención en Chile, porque constituye la primera causa de muerte por cáncer en mujeres en el país; se estima que mueren cuatro mujeres por este cáncer al día, el cérvico uterino registra dos defunciones cada 24 horas, pasando a ser la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres en el país, lo que no deja indiferente a la comunidad médica si se considera que el PAP está disponible en el Examen de Medicina Preventiva (EMPA) y la vacuna contra el virus papiloma está garantizada en el Programa Nacional de Inmunizaciones, para niñas desde 2014 y niños desde este año.

En el 56° Consejo Directivo, específicamente en la 70 sesión del comité regional de la OMS para las Américas, realizado a fines de septiembre del año pasado en Washington, se dio a conocer el plan de acción sobre la prevención y el control del cáncer cervicouterino 2018 – 2030.

En este documento se destaca que este cáncer, causado por la infección persistente por tipos de alto riesgo del virus del papiloma humano (HPV), una infección de transmisión sexual, se puede prevenir mediante la vacunación contra el VHP y también con el tamizaje y el tratamiento de las lesiones precancerosas. Por lo tanto es posible tratarlo eficazmente si se diagnostica en sus fases iniciales mientras que los programas de promoción de la salud y de salud sexual, así como los programas de prevención de la infección por el VIH y las infecciones de transmisión sexual (ITS), también contribuyen a prevenirlo.

La vacuna contra el VPH se ha introducido en los programas nacionales de vacunación desde el 2006; desde principios de la década de 1970 se han instituido programas de tamizaje del cáncer cérvico uterino en casi todos los países de la región, y en casi todos los países se han creado servicios para el tratamiento del cáncer cérvico uterino. Como resultado, se ha observado un progreso notable en la prevención y el control de la enfermedad, como se informó a la 29ª Conferencia Sanitaria Panamericana en el 2017 al presentarse el informe final sobre la estrategia y plan de acción regionales sobre la prevención y el control del cáncer cérvico uterino.

Las tasas de cáncer cérvico uterino varían mucho en la región, con grandes diferencias entre los países de ingresos menores y los de ingresos mayores. Por ejemplo, la tasa de mortalidad es 12 veces mayor en Bolivia que en Canadá (21/100.000 mujeres frente a 1,7/100.000 mujeres, respectivamente) y se observan variaciones similares dentro de los países, a veces con diferencias pronunciadas entre las zonas menos y más desarrolladas, en Argentina la tasa de mortalidad es cuatro veces mayor en la provincia de Jujuy (15/100.000) que en la ciudad de Buenos Aires (4/100.000). Estas diferencias se han atribuido en gran parte a las variaciones de la distribución de los determinantes de la salud, en particular la situación socioeconómica, la educación y los ingresos. En cuanto a las tendencias, solo se han observado disminuciones sostenidas de la incidencia desde el 2000 en unos pocos países como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Estados Unidos y México, mientras que la mortalidad es alta y se mantiene relativamente invariable en muchos países de América Latina y el Caribe.

En Chile, las cifras dan cuenta de que mueren diariamente alrededor de dos mujeres por cáncer cérvico uterino, enfermedad que se puede prevenir casi en la totalidad de los casos si se detecta a tiempo la presencia del virus del papiloma humano (VHP). Si bien la mayoría de las infecciones por este virus son eliminadas por el sistema inmune, existen casos en que las mujeres pueden sufrir infecciones persistentes y desarrollar cáncer debido a transformaciones en las células del cuello del útero. Por esa razón, la realización de exámenes rutinarios es vital para identificar el riesgo.

En INC se preparó el año 2018 este video para aumentar la difusión sobre este cáncer:

Primera causa de muerte en Arica y Parinacota, Antofagasta, Los Lagos y Aysén

El cáncer es la segunda causa de muerte en Chile y en regiones como Arica y Parinacota, Antofagasta, Los Lagos y Aysén ya es la primera, sumando un total de 28.000 fallecidos cada año. De acuerdo a datos del Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), del Ministerio de Salud, ya en el año 2015 las enfermedades oncológicas constituían la segunda causa de muerte, siendo precedidas sólo por las enfermedades al sistema circulatorio y cardiovascular. Se proyecta que, al final de la próxima década, el cáncer constituirá la principal causa de muerte de nuestro país, abarcando un 28% del total de defunciones anuales, con una incidencia de 45.000 casos nuevos al año.

En el mundo en el año 2012 se registraron alrededor de 14 millones de nuevos casos y se prevé que este número aumente aproximadamente en un 70% en los próximos 20 años. De este modo, el cáncer constituye la segunda causa de muerte; ocasionando en el año 2015 un total de 8,8 millones de defunciones, es decir una de cada seis defunciones en el mundo se debe a esta enfermedad.

Entre el 30 y el 50% de los cánceres se pueden evitar

Reducir los factores de riesgo y aplicar estrategias preventivas de base científica abarcando también la detección precoz de la enfermedad y el tratamiento de los pacientes. Si se detectan a tiempo y se tratan adecuadamente, las posibilidades de recuperación para muchos tipos de cáncer son excelentes.

La modificación o la prevención de los principales factores de riesgo pueden reducir de forma significativa la carga de cáncer. Estos factores de riesgo incluyen:

  • Consumo de tabaco (cigarrillos y tabaco sin humo);
  • Exceso de peso o la obesidad;
  • Mala alimentación en la que se ingieren cantidades insuficientes de frutas y hortalizas;
  • Inactividad física;
  • Consumo de bebidas alcohólicas;
  • Infecciones genitales por papiloma virus humanos;
  • Infecciones por los virus de las hepatitis u otras infecciones oncogénicas;
  • Radiaciones ionizantes y ultravioleta;
  • Contaminación del aire de las ciudades;
  • Humo generado en los hogares por la quema de combustibles sólidos.

El tabaquismo es el factor de riesgo de cáncer más importante y ocasiona aproximadamente el 22% de las muertes por cáncer a nivel mundial.

El diagnóstico temprano abarca tres pasos sucesivos, que se deben integrar y llevar a cabo oportunamente:

  • Conciencia del posible problema de salud y acceso a la atención médica;
  • Evaluación clínica, diagnóstico y estadificación;
  • Acceso al tratamiento.

Las estimaciones según grupos etarios y sexo muestran un aumento en la incidencia de cáncer a medida que se incrementa la edad, y a partir de los 75 años las tasas de incidencia en los hombres son más elevadas que en las mujeres. En los hombres, los cánceres más comunes son los de próstata, estómago, piel no melanoma, tráquea, bronquio, pulmón, colon y testículo, mientras que en las mujeres los más recurrentes son de mama, piel no melanoma, vesícula biliar, cuello uterino, estómago y colon.

Según la OMS, alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se debe a los cinco principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: 1) índice de masa corporal elevado; 2) ingesta reducida de frutas y verduras; 3) falta de actividad física; 4) consumo de tabaco; y, 5) consumo de alcohol.

En tanto, el Departamento de Epidemiología del Ministerio de Salud informa que la sobrevida a 5 años de los pacientes con cáncer del adulto es de 40%, lo que es significativamente menor a los países desarrollados, en donde ronda el 60%. Es por ello que es fundamental tomar las medidas necesarias para que en los próximos años los resultados oncológicos de los pacientes chilenos sean los esperados.

Las autoridades del Ministerio de Salud han priorizado el cáncer como problema relevante de salud, realizando esfuerzos organizados y sostenidos que van desde la prevención hasta los cuidados paliativos, alcanzando importantes logros, como es la incorporación de 17 condiciones oncológicas a las Garantías Explícitas en Salud, la incorporación de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano al Programa Nacional de Inmunizaciones con cobertura universal en niñas escolares de 9 y 10 años; el acceso a tamizaje para detección temprana en cáncer cérvico uterino y de mama; entre otros. No obstante, es evidente que continúan pendientes grandes desafíos en la materia.

El cáncer no sólo conlleva consecuencias en la salud de la persona que es diagnosticada con dicha enfermedad, sino que también puede implicar una carga emocional y psicológica, tanto para ella como para su entorno familiar.

En otro aspecto relevante de las consecuencias que genera el cáncer, cabe mencionar los costos involucrados para su abordaje, en un contexto en que generalmente se ve afectada la productividad laboral tanto de la persona directamente afectada por la enfermedad, como de su entorno familiar y/o cuidadores, lo cual repercute en el sistema de salud y con ello en el país en su conjunto.

Glosario de términos:

Colonoscopio: Es un aparato de alta tecnología que permite ver el interior del colon. A través de una manguera flexible con fibras ópticas que transportan la luz al interior del colon y un micro cámara que recoge estas imágenes digitalizadas para observarlas en un monitor, imprimirlas en fotografías y grabarlas en video. Tiene uno o dos canales de trabajo que permiten para tomar biopsias, extirpar tumores y destruir térmicamente otro tipo de lesiones, entre otras. Con tecnología BLI que resalta los vasos sanguíneos y las estructuras superfi¬ciales de la mucosa en una visualización a corta distancia.

Panendoscopio: A menudo se utilizada para hacer diagnóstico al igual que el anterior. También, al anexarse accesorios sirve para extraer cuerpos extraños, controlar zonas de sangrados, extirpar pólipos u otras lesiones superficiales y tumorales. Esta herramienta sirve para detectar cáncer de esófago y gástrico en etapas tempranas y tratamiento en etapas tardías. Con tecnología BLI que resalta los vasos sanguíneos y las estructuras superfi¬ciales de la mucosa en una visualización a corta distancia.

Torre de Laparoscopía: Equipo que permite la visión de la cavidad pélvica-abdominal con la ayuda de una lente óptica. A través de fibra óptica, por un lado se transmite la luz para iluminar la cavidad, mientras que se observan las imágenes del interior con una cámara conectada a la misma lente. Permite intervenciones quirúrgicas, por lo que también se considera un sistema de cirugía de invasión mínima cuyo objetivo es curar o corregir enfermedades. El aparato entra en el cuerpo a través de una pequeña incisión (habitualmente entre 0,5 y 1,5 centímetros) y se recogen imágenes digitalizadas para observarlas en un monitor mientras el médico realiza el procedimiento.