Dos fueron las fechas durante el mes de mayo que relevaron la importancia del autocuidado en la mujer. La primera de ellas fue el 8 de mayo, Día Mundial del Cáncer de Ovario y el 28, del mismo mes, Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres.
En ese contexto Alfredo Núñez, ginecólogo oncólogo del Incáncer, explicó aspectos indispensables a tener en cuenta, además de desmitificar información que puede derivar en decisiones erradas.
Lo primero fue explicar que el ovario, es un órgano que tiene muchos tipos de células, “de cada una de estas células se puede generar un tipo de cáncer. El más común, en el 90% de los casos, es el que se produce en las células epiteliales y ocurre en las mujeres entre 50 y 60 años, es muy poco probable encontrarlo en personas de menor edad y está incluido en el GES”, afirmó.
Lo ideal, agregó el especialista, es que la mujer vaya a un chequeo ginecológico anual, que incluya un examen físico, el Papanicolau y una ecografía transvaginal, ya que la detección temprana del cáncer, es lo que favorece el éxito del tratamiento y por ende la sobrevida.
“El chequeo no previene el cáncer de ovario, pero si se puede detectar a tiempo. Las mujeres, en general, tienen menos de un 2% de probabilidad de generar cáncer de ovario, lo malo es que no tiene síntomas y se detecta en un estadio muy avanzado. El 70% de los casos se detecta en etapa 3, eso pasa porque si la mujer no va a control, no se detecta el tumor y éste se disemina rápidamente en el abdomen. Por eso este tipo de cáncer es tan letal, porque cuando uno lo encuentra no puede realizar un tratamiento óptimo, entonces la sobrevida baja”.
Más rigurosas con sus controles médicos deben ser aquellas mujeres que cuentan con factores genéticos asociados a cáncer. “De un 10 a un 15% de los cánceres de ovario se asocian a factores genéticos, por eso si la paciente tiene familiares directos con cáncer de mama, colon, ovario, páncreas y próstata, es más probable que tenga una alteración genética y más riesgo de generar un cáncer de ovario”.
A lo anterior puede sumarse otro factor de riesgo: que la menstruación llegue a muy temprana edad o que la menopausia se presente muy tardíamente. “Mientras más veces ovule la mujer más riesgo tiene de desarrollar un cáncer de ovario. Cada vez que la mujer ovula el ovario se rompe y luego se vuelve a regenerar formando nuevas células, en ese proceso se puede generar un error y finalmente un cáncer, los factores que pueden provocar ese error son obesidad, sedentarismo o una mutación genética ”.
Por eso afirma el especialista, mujeres mayores de 50 años, que nunca hayan tenido hijos, con obesidad y/o algún antecedente genético, no son pacientes como cualquier otro, todo lo contrario, deben ser más estrictas con sus controles.
En cuanto a los factores protectores, el uso de anticonceptivos combinados (con estrógenos y progesterona) ayudan a prevenir. “Éstos evitan que se produzca la ovulación por lo tanto disminuye el riesgo y protegen hasta 5 años después de haberlos dejado. El anillo vaginal también sirve, no así los anticonceptivos o dispositivos que no tienen hormonas. También es importante aclarar que los anticonceptivos no absorben los tumores”.
En el Instituto Nacional del Cáncer ingresan anualmente alrededor de 60 casos nuevos por año, los cuales reciben tratamiento combinando.
“Habitualmente se utiliza cirugía y quimioterapia, la idea es operar y sacar lo que tiene cáncer, luego se requiere quimioterapia, también se puede partir con quimioterapia, cirugía y quimioterapia nuevamente, pero depende del estadio del cáncer”.
En relación al éxito del tratamiento, “en estadio 1 la sobrevida es de más de 90% pero en el estadio 3 o 4, que es cuando lo encontramos habitualmente, la sobrevida es de 20 a 30%. En Chile hay más de 800 mujeres diagnosticadas al año, 500 de ellas fallecen, es decir, mueren en promedio dos mujeres al día por cáncer de ovario, es altamente letal por lo tardío que se encuentra”, puntualizó.